Biografía

                                   

                                                                   BIOGRAFÍA

Fernando Darder

 

           -Nacido en 1959 en Valencia pero se crió en Francia,  en el seno de una familia española- Fernando Darder lleva en su sangre el cruce de dos culturas (hoy más cercanas que entonces) y su visión internacionalista y solidaria de la vida. De espíritu aventurero y profundamente interesado por el mundo convulso que lo ve vivir, Darder estudia Ciencias de la Información y rápidamente se convierte en fotógrafo de las agencias francesas más importantes, France Press y Sygma, un oficio –más que una profesión- que desde muy joven le pondrá en contacto con otras culturas y realidades y servirán para forjar su carácter. Como reportero cronista de guerra, visita  Irlanda, Irán, Liberia, costa de Marfil, Togo, Pakistán y muchos más en los que Darder se sentirá vehiculado con las personas mas necesitadas.


           Ajeno a cualquier ideología y comprometido únicamente con la causa de los marginados y las víctimas, se inicia en el entonces mundo de la solidaridad en las calles del París que lo vio nacer. En esos momentos, la cooperación apenas está representada por ONGs (Cruz Roja, Amnistía Internacional, Médicos Sin Fronteras). Sus primeros pasos le llevan a iniciar las actividades de” Les Restaurants du Coeur”, un servicio de comedores populares para vagabundos, parisinos, creada por el cómico francés Coluche y los compañeros de segundaria de Darder.

 

Esta banda de amigos, consiguen incluso que Front National de Jean Marie Le Pen colabore aportando la comida que sobra de sus banquetes… y que acaban alimentando a los mismos, contra los que dirigen sus diatribas. Sin embargo, las inquietudes de Darder son otras. La experiencia, sin duda interesante, le parece limitada. Su amplio conocimiento del oriente medio y África, le llevan a orientar sus pasos hacia la solidaridad internacional. 

 

Colaborador incondicional, muestra su destreza fotográfica en países en conflicto y se une en un lazo de complicidad con varias ongs, colabora con Médicos Sin Fronteras (Francia), y luego mas tarde con su propia organización, que como el, un grupo de periodistas forman parte del comité ejecutivo de Espoir Sans Frontieres (Esperanza sin fronteras), creada en 1986 en el continente africano, Senegal. En estos momentos, la entidad cuenta con 175  socios, 800 colaboradores y 22 delegaciones en todo el mundo.

 

 Sin cesar un instante su trabajo y su compromiso con las sociedades más desfavorecidas Darder sendea los continentes de África, Asia y América, en cada conflicto o desastre, sabe fusionar con exactitud las necesidades de unos y los requisitos de otros, el mismo se considera ciudadano del mundo y sus pasos le llevan cada vez más hacia misiones comprometidas y altamente valoradas por los gobiernos de varios países.


En 1999, dirige sus pasos hacia los restos de una Yugoslavia en plena descomposición. Lo que siempre se consideró una balsa de tranquilidad dentro del bloque comunista, está sumido en una cruenta Guerra Civil, que lleva a las puertas de Europa unas imágenes que el continente no recordaba desde la II Guerra Mundial. Montado en una moto, recorre cerca de 6.500 kilómetros a lo largo de un mes y medio en el que comprueba de primera mano los horrores de la contienda. Durante ese tiempo, consigue organizar varios envío de ayuda humanitaria de primera necesidad, (estufas, generadores de electricidad, mantas, comidas, productos de limpieza, medicamentos…) para las escasas 250 familias que han sobrevivido el ataque serbio de las pequeñas localidades de Patina, Prezake y Lozica. Darder documentó fotográficamente los horrores de esa invasión, trabaja como voluntario en el hospital de Prístina de donde lanza un llamamiento internacional sobre algunas de las secuelas que ha dejado tras de si la guerra de Kosovo, una de ellas, las deformidades aparecidas en decenas de niños tras el conflicto. Además, recogió muestras de munición para su análisis por su posible relación con el caso.


En 2001, el objetivo de Esperanza sin Fronteras es Etiopía. El país sigue siendo uno de los más pobres del mundo, pero “mediáticamente” ya no vende. La dependencia de las ONGs más grandes de los medios de comunicación –indispensables para dar a conocer su labor y reclutar más voluntarios- les lleva a ocuparse de tragedias más “atractivas” para los informativos. En esta ocasión, el objetivo es el este del país (de mayoría somalí) donde la sequía ha provocado la muerte del 90% del ganado, reúne a miles de refugiados, y no cuenta con la presencia de ninguna organización gubernamental. Un pozo para Etiopía contó con el apoyo de la Diputación de Valencia, y permitió obtener varios puntos para conseguir agua, y establecer un centro desde el que dispensar los medicamentos necesarios para combatir enfermedades como el paludismo o la sarna,  el sarampión, la tuberculosis o la meningitis, son las enfermedades a que Darder tiene que afrentarse y dar servicio a tres poblados.


En aquella ocasión, conoce a Seida Tahir, de 21 años, y única estudiante somalí en la Universidad de Adis-Adeba. Profundamente involucrada en la mejora de la situación de la mujer en su país, ha sido víctima de la extirpación de clítoris y parte de la vagina como miles de sus compatriotas. Rompiendo un tabú, Tahir sirvió a Darder para iniciar una campaña mundial contra la ablación femenina que se tradujo en el libro



“Una historia sobre la mutilación sexual femenina”, libro que obtiene el premio Cardenal Herrera, a la solidaridad 2002.

 


Senegal ha sido otro de los destinos de la ayuda de Esperanza Sin Fronteras. En este caso del singular proyecto humanitario Ropa para Todos, con el que Darder consiguió la implicación del grupo Sáez Merino (fabricante de la ropa marca Lois) que dona varios contenedores de ropa (36.000 piezas) para su distribución en hospitales, centros de acogida, orfanatos… Por esta iniciativa y por su constante implicación en proyectos de desarrollo y de emergencia, Darder fue nombrado Ciudadano de Honor de la isla de Joal-Fayout y asesor técnico de cooperación del ayuntamiento de Dakar (Senegal),. “Aunque la ropa”, explicaba entones el presidente de Esperanza Sin Fronteras, “no es un producto que pueda parece de primera necesidad cuando la gente muere de hambre, para los receptores de la ayuda tener algo suyo, nuevo, les devuelve la dignidad”. 

 

En diciembre de 2003, un terremoto arrasa la ciudad iraní de Bam, patrimonio de la Humanidad, y deja sin nada, de la noche a la mañana, a cerca de 80.000 personas. Darder respaldado por Esperanzas Sin Fronteras es una de las primeras ONGs españolas en desplazarse hasta el lugar. Pese a la burocracia iraní y el desconocimiento de lugar por parte de otras entidades (se trata de un país relativamente rico y desarrollado con capacidad de reacción y sólo precisa ayuda puntual), Darder conoce el país desde tiempos del Sha y organiza en pocos días un envío de material por un valor de 240.000 euros, recorre la ciudad ayudando con un camión al rescate de los sepultados.

 

Un año más tarde otra tragedia natural, el Tsunami que asoló parte del sudeste asiático fue motivo de acción  más de Darder. En menos de 10 días, reunió quince toneladas de productos básicos para la atención de una situación de emergencia (leche materna, arroz, aceite, medicamentos, tiendas de campaña,…) gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Foios (Valencia). Mientras la mayor parte de ayuda internacional se distribuye a través de Sri Lanka (el aeropuerto de la capital, Colombo, ha sobrevivido a la catástrofe), Darder se dirige a Yakarta (Indonesia) donde los suministros tienen problemas para llegar. Lo que iba a ser una acción puntual se ha convertido en un proyecto a largo plazo, que se ha prolongado a lo largo de 2005 y aún continúa en marcha. Se trata de la creación de un orfanato para 80 niños en Bang Muang, que da atención a más de 80 niños y niños, que quedaron huérfanos tras la catástrofe.


 A finales de 2008 Darder pone en marcha un plan para sacar de la miseria de los trabajos forzados y la explotación sexual a 50 niños que hoy residen en un centro adaptado a sus necesidades, el centro lleva su nombre.


El 11 de septiembre de 2009, durante la gala anual de premios de Esperanza sin Fronteras, Darder recibe una noticia inesperada en la que él es el protagonista. Sin que sepa que se la ha concedido, se le entrega la Medalla UNESCO por la Paz y la Cooperación Internacional. Es uno de los galardones más importantes que se conceden dentro del ámbito del compromiso solidario.


Lejos de ser el final de camino, el reconocimiento es un nuevo punto de partida para él y la organización. Tendrán ocasión de demostrarlo apenas unos meses después cuando, el 12 de enero de 2010, un terremoto de fuerza 7 sacuda Haití. Las consecuencias para el país caribeño, uno de los más pobres del mundo, son devastadoras. Esperanza sin Fronteras es una de las primeras ONGs españolas en acudir. En poco tiempo, ponen en marcha a un comedor que atiende a cercas de 650 personas y ponen en marcha un colegio –el único de estas características- para atender a un centenar de niños.


Dos son las características que siempre han definido la forma de Fernando Darder. En primer lugar, el diseño de unos proyectos de acción realistas, unos objetivos concretos y una voluntad de que la labor realizada contribuya como un primer paso para generar el posterior desarrollo de la comunidad en la que se ha desarrollado. Por supuesto, sin descuidar las acciones de emergencia generadas por cualquier tipo de catástrofe que precisen de una intervención urgente. Por otra parte, la difusión. Darder convierte sus experiencias en exposiciones, libros, conferencias cargadas de humanismo en los que los más necesitados son los protagonistas. Una manera sincera y directa de despertar conciencias en el mundo más desarrollado.

Darder en un de sus centros en el norte de Tailandia.

                                                                                                                                 

  Javier Cavanilles

Periodista de El Mundo


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